Según los especialistas, no hay un método perfecto. De ahí que combinar la tecnología con la intuición sea el blindaje más confiable. Por ello, aquí te dejamos una lista de consejos prácticos para que prevengas acciones maliciosas y evites los fraudes, tanto en Internet como en el mundo real.
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Uso de la intuición: No tomes en cuenta mensajes sospechosos, ya sea a través de correos, llamadas telefónicas, mensajes de texto o redes sociales. Ten cuidado con las promociones, los premios sorpresa o los supuestos familiares que, en medio de la noche, llaman con una “urgencia”. Antes de tomar cualquier tipo de acción, confirma la identidad del emisario.
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Prevención digital: Adopta buenas prácticas acerca del uso de tus dispositivos digitales e investiga sobre cómo proteger tus datos personales. Las páginas especializadas y los foros en internet siempre son un buen referente.
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Protección al día: Actualiza el software anti amenazas - que incluye, entre otras cosas, el antivirus - y el sistema operativo. Adquiere programas con licencias originales.
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Clic en la mira: Nunca hagas clic en enlaces, ni abras archivos adjuntos en correos de dudosa procedencia o que no esperas. Por ejemplo, aquellos que te llevan a verificar supuestos movimientos sospechosos en tu cuenta bancaria o te piden tus datos financieros. Si tienes dudas de la autenticidad del correo, te recomendamos llamar a la entidad emisora para confirmar si ellos lo enviaron.
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Revisa los correos: Identifica errores ortográficos o de gramática, mala calidad en el diseño, saludos impersonales y genéricos, lenguaje excesivamente formal o alarmista, dominios vagos y cuentas de correo que no coinciden con la de tu entidad financiera o tienen un enlace a una página web.
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Ojo con la dirección de las páginas web: Para interactuar con páginas donde harás algún tipo de transacción, es mejor escribir la dirección electrónica directamente en el navegador. Recuerda que las páginas seguras tienen un candado -ubicado en la barra del explorador- que garantiza su nivel de seguridad. Además, siempre debes verificar que, antes de www., aparezca el prefijo https://.
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Contraseñas no evidentes: No uses los dígitos de tu número telefónico, las cifras de tu dirección, las fechas de cumpleaños o números de una secuencia correlativa, ya que son fáciles de identificar. Crea contraseñas complejas y únicas para cada servicio. Utiliza una combinación de números y caracteres especiales y cambia la contraseña, de acuerdo con tu frecuencia de uso.
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Alerta con tu clave: Recuerda que la clave de tu entidad financiera se solicita solo para confirmar un pago, una transferencia o para la actualización de tus datos personales. Las entidades financieras nunca solicitan tu clave por teléfono, aunque algunas te pedirán que la digites directamente para hacer algún tipo de operación.
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Investigación propia: Si te hacen una propuesta sospechosa, busca en Google el nombre de la empresa o persona, seguido de las palabras “fraude”, “estafa” o “robo”. Consume noticias para advertir alguna modalidad de estafa de “moda”.
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Revisa tus estados de cuenta: Consulta los estados de cuenta mensualmente, luego de tu fecha de cierre de facturación. Así podrás detectar a tiempo alguna operación que no hayas realizado. Ten en cuenta que existen entidades financieras que ofrecen enviarte un mensaje de texto a tu celular o un correo electrónico cada vez que haya un movimiento con tu tarjeta de crédito.
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Compra en sitios conocidos: Haz operaciones online en sitios que tengan reputación y ofrezcan seguridad. Para ello, investiga en foros y toma atención a las recomendaciones y experiencias de otros usuarios.
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Publicaciones online moderadas: Medita antes de publicar tu información confidencial, fotos y ubicación en las redes sociales. En todo caso, utiliza las opciones de confidencialidad, pues tu información podría ser usada con fines criminales.
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Cultura de la seguridad en tu empresa: Establece hábitos como bloquear la computadora asignada con contraseña, hacer back up (copia de seguridad) permanentemente, no conectar dispositivos externos a la red de la oficina -salvo rigurosas condiciones-, evitar navegar en ciertas páginas y buscar capacitaciones en temas referidos a la seguridad de la información.
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Enemigo en casa: Implanta un cross checking (verificación cruzada) en la empresa para evitar tentaciones de estafas. Por ejemplo, algún empleado que use la tarjeta corporativa para gastos personales o reclama gastos inexistentes. Lo ideal es designar a dos personas como responsables de las transacciones.
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Teletrabajo monitoreado: Evita que terceros usen la computadora con la que trabajas desde casa y sigue las políticas de seguridad en la gestión de la información de tu empresa. Ten presente que el teletrabajo podría generar vulnerabilidad al sistema de seguridad de la organización para la cual trabajas.
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Cuidado con las pirámides: Estas captan dinero con el ofrecimiento de altas ganancias en corto plazo. La persona aporta efectivo y suma nuevos integrantes, quienes también deben poner una cantidad de dinero. Cuando es imposible que todos reciban la ganancia que les fue ofrecida, el sistema colapsa. Usualmente, los promotores de este mecanismo fraudulento no esperan que ello ocurra: antes han desaparecido, llevándose todo el dinero recaudado.
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Trabajo perfecto: No creas en los anuncios que ofrecen un gran sueldo por pocas horas de trabajo. Aunque algunos prometen devolverte el dinero, si no tienes éxito, lo cierto es que finalmente te hacen pagar por conceptos como equipos, tramitador o certificaciones inútiles. Además, se quedan con tu información personal.
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No uses tramitadores: Asume la ejecución de tus propios trámites y no te arriesgues. Normalmente, los criminales se aprovechan del desconocimiento, la falta de tiempo o la predisposición a delegar de algunos para estafar. Investiga, aprende y, en todo caso, solicita la orientación de personas confiables.
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Pago por adelantado: Desecha inmediatamente las repentinas recompensas que caen del cielo. Un ejemplo de ello es la Estafa Nigeriana. A la potencial víctima se le promete una gran suma de dinero, pero antes deberá pagar una “pequeña” cantidad con alguna excusa. Luego de efectuado el pago, el estafador desaparece y se descubre el engaño.
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Productos milagrosos: Investiga qué vas a comprar, antes de entregar tu dinero. Sobre todo, en el campo de la salud. Combate la tentación de creer en soluciones rápidas y milagrosas. Adopta la cultura de investigar e infórmate siempre.
Con estos consejos, podrás prevenir cualquier tipo de fraude ¡Empieza a practicarlos!