Los medicamentos curan diversos problemas de salud, pero cuando una persona decide tomarlos sin una receta médica o conocimiento de causa, o sea automedicarse, pueden resultar más perjudiciales que la propia enfermedad.
Uno de los mayores riesgos de la automedicación es el encubrimiento de una enfermedad. El efecto calmante de un medicamento puede impedir el diagnóstico de un problema de salud más serio y, en consecuencia, retrasar el inicio de su tratamiento. Además de encubrir una enfermedad y forzar al paciente a realizar un tratamiento más prolongado para superarla, el automedicarse puede desarrollar adicción a la medicina, así como afectar sistemas u órganos del cuerpo.
Las reacciones que los medicamentos pueden provocar al entrar en contacto con otras sustancias o condiciones del organismo se denominan interacciones. Ejemplos de estas son la pérdida de la efectividad o, en sentido contrario, el aumento de su potencia, además de efectos secundarios. Una forma clásica de interacción se presenta cuando se ingieren dos medicinas incompatibles. Si, por ejemplo, una persona toma determinados medicamentos para el insomnio junto con antihistamínicos, su capacidad de reacción sufrirá un entorpecimiento, que puede devenir en un accidente.
Asimismo, se producen interacciones entre medicamentos y otras enfermedades o condiciones. Una simple aspirina para calmar el dolor de cabeza podría causar una hemorragia a una persona con úlcera gástrica, debido a que dicha medicina reduce la capacidad de coagulación de la sangre. En tanto, entre los efectos secundarios, figuran las alergias y las intoxicaciones; reacciones que implican complicaciones leves, como picazón o erupciones en la piel, o tan serias como un paro cardiorrespiratorio.
La automedicación también puede afectar la salud pública. Está comprobado científicamente que el uso incorrecto de antibióticos disminuye su efectividad, porque facilita que cierto tipo de bacterias desarrolle la capacidad de soportar la acción de dichos medicamentos. En consecuencia, tratar los problemas de salud se dificultará cada vez más, pues la población deberá enfrentar bacterias más resistentes, que requerirán nuevos y cada vez más potentes antibióticos.
Por último, es preciso tener en cuenta que cada caso tiene sus particularidades. Muchas veces, para ahorrar la consulta médica, se piden recomendaciones a familiares o amigos que hayan sufrido el mismo problema. Pero ese consejo no tiene validez, debido a que las diferencias de edad, historial médico, condición física y otras características individuales pueden hacer que los efectos de un medicamento varíen de una persona a otra.
Medicina de venta libre
Los medicamentos de venta libre se utilizan, por lo general, para aliviar problemas menores como acidez estomacal, resfríos o dolores leves. Para adquirirlos no es necesario contar con la receta de un médico, pero es preciso respetar las dosis, la frecuencia y las contraindicaciones señaladas en el prospecto de cada uno de esos productos, a fin de evitar efectos perjudiciales. Los profesionales que atienden en las farmacias son los autorizados a brindar información y orientación sobre este tipo de medicamentos.