Esta temporada está llena de diversión y relax para todos, menos para las enfermedades.
Así es, mientras nosotros estamos de vacaciones, algunas enfermedades parecen estar en su temporada más alta. A continuación hablaremos un poco de dos de las enfermedades más populares en el verano y te contaremos cómo estar alerta para prevenirlas.
Infecciones al oído
¿Quién, después de un buen día en la piscina o en la playa, no ha sentido como que está llevándose de recuerdo medio litro de agua en el oído?
La sensación de tener agua en el oído es muy molesta pero el verdadero problema son las bacterias que podrían infectar tus vías auditivas.
Estas bacterias surgen por la combinación de agua y calor; y pueden producir una inflamación muy molesta y dolorosa que te impida realizar tus actividades cotidianas.
Por eso te recomendamos no sumergirte por mucho tiempo bajo el agua y, si vas a hacerlo, hazlo utilizando tapones en los oídos. Además, de limpiarlos con mucho cuidado y secarlos bien luego de cada ducha.
En caso de tener una infección te recomendamos acudir rápidamente al médico.
Intoxicaciones
El calor no solo se siente en el cuerpo, también en tus alimentos. El intenso calor y la falta de higiene pueden provocar la aparición de bacterias o parásitos en tus alimentos y en el agua, lo que puede hacer que sufras de enfermedades estomacales que producen fuertes diarreas, dolores, náuseas o vómitos
Prevenir estas enfermedades es fácil: lávate las manos antes y después de tocar tus alimentos, asegúrate de mantenerlos a temperaturas adecuadas y de almacenarlos fuera del contacto con insectos o mascotas, bebe agua potable y hiérvela antes de tomarla.
Toma tus precauciones y disfruta de esta temporada, libre de enfermedades.
Resfríos
Durante los meses de verano pueden ser comunes los resfríos. Muchos creen que esto se debe al abuso del aire acondicionado en la oficina o a nuestro exagerado consumo de bebidas frías pero existen otras razones, menos conocidas, por las cuales podrías contraer un resfriado y aquí te las presentamos.
Baja ingesta de agua. En verano el sudor incrementa haciendo que nos deshidratemos con mayor facilidad, esto hace que nuestras defensas se pongan bajas poniéndonos a merced de cualquier enfermedad, por ejemplo, un resfrío.
Mala dieta. Todos queremos estar regios para el verano aunque esto signifique dejarnos sin comer. Como consecuencia de esto se pueden sufrir déficits nutricionales que influyen en una fuerte bajada de las defensas.
Exagerada exposición al sol: Todos sabemos que el bronce extremo trae consecuencias muy graves para nuestra salud pero también puede ser causante de enfermedades más sencillas como un resfriado. Esto se debe a que el sol en exceso provoca cierto estrés en nuestro sistema inmunológico facilitando que nos enfermemos.